Estaba ella allí, distraída por el bullicio de la mañana mirando la pantalla de desbloqueo, en busca de quizá un nuevo mensaje, una nueva esperanza de que alguien la acompañará durante su viaje matutino, o quizá o unas buenas noches del día anterior de aquel chico que tanto le fascinaba, o un buenos días de su mejor amiga que siempre para ella estaba. Lo que ella no sabía era que estaba siendo observada, observada por millones de ojos que a veces la veían pasar y la dejaban ir pero solo un par de ellos se había fijado en ella cada mañana mientras la bestia azul se aproximaba, con pasos lentos y miradas detalladas la seguía cada madrugada, cuando el cielo de un azul celeste cambiaba y el sol de las muy 7 de la mañana empezaba allí era donde él la encontraba, cada vez en su mirada.
Su radar era tan fino, que no se le escapaba ni un movimiento muy delicado en falso que cambiará la rutina de aquella señorita que con fascinación seguía, miraba su largo cabello negro todas las mañanas, detallaba sus blusas siempre de talles en los costados, pues al parecer para su tamaño y proporción no existía ropa adecuada, sus ojos verdes brillantes perdidos en el teléfono, el panorama o quizá la lista de canciones a elegir, sus boca cerrada que debes en cuando esbozaba una sonrisa cuando el celular vibraba o al cerrar los ojos cuando algo por su mente atravesaba.
Así fueron días, semanas enteras, y ella ni cuenta se daba de su acechador fantasma, de su fiel compañero a la distancia. Durante este tiempo su embeleso y su admiración hacia aquella mujer “perfecta” era aumentada, y su deseo más se formaba, crearon un híbrido entre temor y cobardía, que dejaron a expensas la valentía dejando como sentimiento único el miedo y la dulzura de un hombre que estaba queriendo conocer a una mujer con locura, dos palabras: -hola- no pudo decir más y ella sonrojada, extrañada y algo sorprendida solo devolvió un hola.
A la mañana siguiente, pensando que las cosas mejorarían se acercó a ella y con una sonrisa lo recibió, fue casi glorioso para él que su cerebro se devanó y exploto en mil pedazos mientras su pulso se aceleró, y con los oídos calientes, no podía disimular su emoción, devolvió la sonrisa y al lado de ella se sentó, ese momento juntos hablando de tanto y de nada, fue lo que casi los unió, lo que los llevo a la perdición.
Después de la sonrisa comenzaron algunos saludos y algunas conversaciones cruzadas, ambos siempre tenían el mismo destino pero no sabían que más pasaba en ese lugar tan grande, un día después de tantos saludos repentinos, miradas cordiales y sonrisas enceguecedoras pudieron completar por fin una conversación, el cielo azul celeste y el panorama despejado dieron pie esta larga pieza de la balada.
-Buenos días, ¿Cómo te encuentras hoy?-Dijo él emocionado.
-Buenos días, muy bien y ¿tu?, el tráfico está muy libre el día de hoy, creo que llegaremos más temprano- dijo ella sonriendo y mirándolo suspicazmente con sus penetrantes y brillantes ojos verdes.
Sintiéndose intimidado por esa hermosa mirada solo contesto: -yo estoy muy bien, gracias por preguntar y si, quizá hoy lleguemos más temprano, lo que sería una pena, más pronto la perdería de vista-
Ella sonrió sorprendida y abriendo los ojos como dos bolas, solo tuvo el valor de contestar: -¿por qué?-
-Nunca sé a dónde se dirige después de aquí, tengo que seguir mi camino y nuestros destinos pocas veces se encuentran en el gran campus, por ello disfruto cada momento aquí viéndola de lejos o de cerca como puedo verla ahora- Dijo él mirándola a los ojos.
-No hace falta, quizá lo he visto una o dos veces, pero si quiere no me pierda de vista otra vez, permanezco en muchos de los pasillos, en el lugar donde solo ves cuando deseas mirar, usted pasa por allí pero quizá nunca me ve, pero yo a usted si-
Esto lo sorprendió como una bomba de tiempo a punto de explotar, su corazón se aceleró y sus cara más caliente que nunca solo lo delató ¿Cómo era posible que ella lo hubiera visto y seguido más él, si tenía un total sistema diseñado para seguirla? ¿Acaso eran detalles que siempre pasaba por alto? Y ¿por qué si siempre estaba allí nunca la veía? Quizá ella era solo una creatura extraña que se refugiaba en las sombras una espeluznante persona, pero no, su belleza no dejaba que eso fuera así, o bueno eso era lo que ocultaba.
Con el pasar de las semanas, de solo miradas y saludos, pasaron a conversaciones largas sobre el tiempo, la sociedad y la literatura, y así hasta que llego el día donde él con sus constantes interrogantes sobre ella, y lo que sentía terminó dándose por vencido una mañana, ambos se rindieron y se sedujeron con la mirada, se dejaron encantar por sus labios y en un beso sellaron tantas mañanas en causadas.
“Fue como sentir el cielo y que luego te bajaran, un vacío en el estómago profundo, como si estuvieras en una montaña rusa, la adrenalina aumentando y una caricia, un suave rosé mientras salía el sol apareció, sus labios sabían aun al durazno de su lápiz labial y su perfume de cereza, además del suave olor a manzana de su cabello, todo fue perfecto”.
Esa simple mañana, ese rayo de sol hicieron que todo su día fuera una maravilla, para ambos y deseaban que sucediera de nuevo, que se repitiera, querían más de esa sensación, ella extasiada porque fue el mejor beso de su vida:
“Como una suave brisa de la primavera, lleno de ternura y algo de pasión y una delicada forma de mostrar el control”.
A la mañana siguiente, tomados de la mano y con un beso en la mejilla se saludaron y durante todo el viaje conversaron al llegar al punto donde los pasillos acababan otro de esos besos apareció, tan placentero como el primero para tan duradero y tan ambicioso que esperaba aún más, en la tarde declararon una cita: un café ¿Qué de malo podría tener? Y así hasta que pasaron los días conociéndose y encariñándose tratando de suplir el hechizo de los besos, las caricias perdidas.
Una noche, donde las cosas comenzaron con una pizza y un vino tinto y terminaron en la cama, llenos de ternura y pasión adornando cada rincón y engatusando cada sensación con un beso, una caricia y un retorcijón de placer, era una dulce sinfonía de dos cuerpos que se fusionaban para crear una noche perfecta, en la mañana, ambos siguieron su camino hasta separarse.
Siguió así por un largo tiempo y quizá pudo ser lo mejor, pero el calor de la primera vez ya no era el mismo, y las relaciones perdía su sensualidad, ella seguía siendo hermosa y el seguía siendo igual de tierno pero quizá sus miradas ya no eran las mismas, hasta que un día ella lo encontró coqueteando con alguien más, la pasión se acabó y con los ojos hinchados y el corazón envenenado por la pócima de sus besos fue depositado.
En esa noche, después de la cita logró llevarlo a la cama, tratando de hacer lo mismo de la primera vez: lo encantó, lo sedujo y lo hizo temblar y ya allí, decidió que su amor sería solo para él, practicando algún movimiento oral, una puñalada en su sexo apunto, y con una daga pequeña en el corazón 1, 2, 3, 7, 9., fueron las heridas, y con su labial preparado con veneno impregnó como último deseo en sus labios con pasión.
Una pequeña nota clavada en la cama junto al cuerpo, de él: *Te conocí una mañana, te descubrí en la tarde y te acabaré en la noche por tu traición*
Días después de la muerte de aquel joven, encontraron a una mujer con las mismas características de ella en un callejón de la avenida 5, al parecer encerrada en su mente, repitiendo: soy una sombra, soy sombra. Cuando la llevaron a las autoridades comprobaron que era ella y aunque logró escapar esta vez los expertos dicen que pronto saldrá del trance y que volverá a ser la misma fascinante chica hermosa con su desorden de personalidad oculto y que estará en busca de más como él, nadie sabe dónde se encuentra quizá cambió su aspecto pero pueda ser la próxima mujer de ojos verdes y labios durazno que te encuentres mientras esperas tu bus.