Pensé que iba a ser normal como siempre; Sexo eso era, con una chica pero era sexo, normal y corriente con una chica que conocí en un bar una noche como cualquiera, pero no sabía que esto sería un Karma más para cargar, empezaré de una forma más sencilla.
19 años, cabello negro hasta la cintura con mechones y ojos café, como me decían todos a mí me parecían miel pero eso no importaba, estaba sentada sola en la barra del bar lleno de luces y del aroma del sudor de los que estaban en la pista de baile unos seduciéndose entre ellos y los otros solo por pasar una canción que los habían obligado a bailar, en fin, estaba allí atragantándome con licor hasta que llegará alguno de mis amigos y me llevara a casa, o tal vez encontrara alguien quien me acompañara aquella noche, era la mitad del verano y hacía demasiado calor por eso llevaba un short, y una blusa caída tal recuerdo azul petróleo, pero no siempre había estado allí y no siempre tenía la sensación de estar eternamente ebria.
Antes de ese verano tenía un “conocido” digámoslo; SI, tenía sexo con él cada vez que lo deseaba, y cada vez que lo llamaba, era como un servicio a domicilio, entras, sales y el placer siempre estaba allí hasta que un día me dijo que deseaba dejar de hacerlo, se había enamorado y no precisamente de mí, allí comenzó todo, y el motivo por el cual comencé a refugiarme en aquel bar, había demasiada gente que conocía y otra que no, unos que llevan unos días y otros que se iban. Aquel chico que me dejó a puertas de este largo verano me había encontrado en la facultad de Artes, era algo parecido a una weirdo, bonita, pero RARA, Como solían decir los amigos de mi hermana. La primera vez que lo vi, estaba sin camisa en medio de un salón esperando que lo pintaran. Si, yo llegaba tarde siempre a las clases de pintura corporal, además sabía que hoy nos visitaría uno de esos modelitos baratos, cuando entre sin culpa tumbe el cuadro que estaba a la derecha de la puerta, y así hice mi entrada “triunfal” en el medio de las risitas y los murmullos me senté: me toco la mesa con el cabestrillo de la mitad, era el único asiento vacío, y quería devanar mi cerebro y desaparecer.
El chico solo sonreía, me sonreía o quizás así pensé que era, lo dibuje lenta y cuidadosamente, fue como hacer una de las más deliciosas clases de postres, amaba dibujar pero nunca cuerpos, él lo había logrado en esos pocos minutos su sonrisa y mirada azul penetrante me estaban conmoviendo lo suficiente para hacerlo, y sentía como si todo en mi alrededor desapareciera, cuando termino la clase se puso su camisa y paso por cada uno de los cabestrillos, quizás se tardó un segundo más para apreciar mi dibujo, cuando salí lo entregue a la maestra e iba directo a la clase de escultura, pero en medio del camino, me lo tope parecía un fantasma porque ni siquiera lo escuché.
-¿Gustas un café?- Dijo bastante sonriente.
-No, muchísimas gracias tengo una clase y tú, ¿No deberías estar en el salón para la siguiente clase?- Conteste
-Mi trabajo terminó por hoy con la maestra Caroline, ahora mi destino ha cambiado, y estoy tratando de llevar a una bella señorita a tomar un café- Dijo guiñando un ojo.
-Como te dije tengo una clase, y no puedo fraternizar con los modelos de las clases iría contra mis propios principios. ¿por qué no te buscas una de las maniquie que estaban en la clase?- Dije mirándolo justo a sus penetrantes ojos azules.
-Ok, no molesto más pero si, toma mi teléfono, solo si un día quieres salir a discutir sobre tus trabajos, me encantaría saber más- Dijo arrebatando mi teléfono del bolsillo y colocando su nombre, dirección y teléfono.
Mark Stelling
Columbus Ave, New York.
5546790.
Pasaron días enteros, entre trabajos y mirar mi teléfono y mirar su nombre allí colocado y su teléfono, y aunque las ganas me carcomían no lo iba a hacer; no lo llamaría. Pasaron los días, me vi desesperada y lo llame. Salimos a una cita un restaurante en la calle ocho, cerca de donde vivía y luego de ello, entre copas y risa todo termino con sexo. Por toda la casa, en el baño y en la sala, en todas partes. Cuando llegamos al cuarto, conocía cada punto nervioso para hacerme retorcer de placer, no sabía cómo lo hacía pero lo estaba logrando.
Amaneció y yo seguía allí semi desnuda y mi ropa por todo el lugar, él estaba en la ducha, dejó la puerta abierta pensando que iba a entrar para otro round pero no iba a ser así, recogí mi ropa, me arregle, en eso momento antes de salir sin ser descubierta, estaba allí parado y arreglado.
-¿Te vas sin siquiera decir adiós?, que chica por Dios- Dijo riendo.
Conteste asustada y algo apenada: -no, no era mi intención solo…. que esto no debió pasar-
-¿No te gusto?-
-Sí, pero no es correcto-
-Hagamos esto, salgamos unas cuantas veces más, sin nada de sexo y luego miramos que pasa, ¿Qué dices?-
-Ok-, apunte mi teléfono en una libreta colocada en una mesa al lado derecho de la puerta.
Me despedí con un beso en el aire y salí corriendo.
En la tarde recibí una llamada, era él, con su tono demandante y su tono risueño y conquistador, quería otra cita, así pasó un mes y decidimos ser “Amigos de sexo”. Algo extraño y loco, ninguno quería novio o novia, pero si sabíamos que las cosas eran buenas entre nosotros, podíamos estar con quien quisiéramos, después de que cumpliéramos con el compromiso.
Eso, no termino nada bien, a mitad de Julio me soltó la bomba quede casi muerta. Le había tomado mucho cariño y no quería dejarlo ir.
En fin, esa noche calurosa de verano, estaba allí con las ganas inmensas de no recordar nada, y allí apareció ella, de cabello negro con mechones castaños hasta la cintura, un pircing en la nariz, un short y una blusa caída de un lado. Me invito un trago, y se sentó al lado.
-Mi nombre es Camille, y ¿tu?-
-Moniqué, ¿Eres nueva por aquí? Nunca te había visto-
-Algo así, solo vine esta noche y te vi y bueno, eres interesante, vas a acabar ebria y sola, ¿No te molesta que esté aquí o si?-
-Para nada-
Así continuamos hasta la madrugada, y me invito a pasar a la pista, hasta que terminamos mareadas y risueñas, la acompañe a su casa y en el camino, me robo un beso, quizás dos, cuando llegamos a la puerta de su apartamento ya estábamos conectadas y sabíamos que iba a pasar.
Entramos en su pequeña morada, y comenzamos como haciendo un ritual, la ropa afuera, los cabellos sueltos y las sonrisas inolvidables, cada uno de los movimientos que hacíamos era aceptados, leía cada uno de ellos y se retorcía de placer, en cierta manera se parecía a él me lo recordaba en su manera agresiva de hacer las cosas en la cama y su manera sutil de arrancarme cada uno de los besos y las gotas de placer, y así hasta el amanecer, logré escapar de allí sin que me encontrará pero esa mujer era adictiva, era veneno, era como una cosa que no quería aceptar, y la odiaba, odiaba que se pareciera a él y estaba allí de nuevo mal por ella. Y por él.
Terminaron por ser iguales, y dejándome peor que antes, como con una especie de Karma que estaba pagando así, y allí estaba en el bar con el aliento apestando a licor, y terminé sentada llorando y sin nadie a mi lado, ni él ni ella, y mis amigos ocupados con sus novias, quizás en cine o haciendo cosas interesantes y yo allí internada en el bar, donde una vez me rescato ella y donde un día me rescato el, Pagué la cuenta y perdida en lágrimas camine en las calles hasta encontrar un parque eran quizás las 12 o la 1. Pero habían muchos jóvenes allí todos esperando a que pasara algo increíble, encontré una banca y me senté no quería saber nada, pronto tomaría un taxi y me iría a casa, cuando allí los vi a ambos, Camille y Mark, riendo y tomados de la mano, se acercaron cuando me reconocieron, fue una rara e incómoda experiencia, pero allí estaban, al lado mío, preguntando el pasado y el futuro, escape prontamente y no esperé que ellos supieran nada de la relación que momentáneamente habían tenido conmigo.
Eran las 10 de la mañana y así desperté, del más crudo sueño que había tenido, era más extraño de lo que quizás pude haber pensado que era real pero no fue así, hasta que la encontré a ella, al lado mío con una expresión bastante macabra, cuando miré estaba semi desnuda, pero era el karma, él estaba en la sala atado de pies y manos rogando por ayuda y yo, estaba a punto de terminar allí, logré escapar, pero la puerta estaba cerrada, y allí estaba riendo, solo que había una barra de hierro y cuando se acercó con las mordazas y con el arma, apunte directo a su cabeza, cuando reaccione estaba bajo el cuerpo de una mujer, ensangrentada. Era ella.
Llamé a una ambulancia pero ya era demasiado tarde, Camille estaba muerta, y Mark bueno, solo estaba inconsciente, testificamos y quedamos libres, pero es aún el día que siento que estoy siendo perseguida por Camille, su espíritu era muy fuerte y ahora en la muerte, con Mark y aunque tengo miedo, sé que nada va a suceder, el próximo mes viajaremos a Europa a un Tour, y planeamos vivir juntos. Camille lo había hechizado y yo también había caído en eso, pero al terminar con ella, termino el hechizo.