Silencio, nada hará que lo recuerde. No pienso que el pasado lo haga y que el lugar lo aliente. Silencio para la verdad; el fallará y ella lo acabará llevándolo a la maldad. Silenció, el viento se lo llevará; la vida lo atrapará, lo seducirá una vez más. No habrá nada que lo detenga no habrá nada que lo conduela, nada lo hará recordar, nada lo haga sobrevivir.
Aunque en el cuarto ellos están, quien lo habita es el silencio. Mirarse ni siquiera es suficiente. Palabras impronunciadas, balbuceantes. Reclamos exagerados, todos ellos en silencio, nadie grita, nada queda. Se pueden escuchar sus corazones quebrándose. Los lazos rompiéndose.
Mudos se quedan, mudos se proyectan, mudos se destruyen, mudos se matan, optan por quedar así, se pierden en caminos que no sabrán recorrer. Se odian a muerte, pierden la batalla y al estar frente a frente se observan todo el dolor y se guardan todas las cosas que nunca tendrán la valentía para decirse.
Mudos se quedan, mudos se proyectan, mudos se destruyen, mudos se matan, optan por quedar así, se pierden en caminos que no sabrán recorrer. Se odian a muerte, pierden la batalla y al estar frente a frente se observan todo el dolor y se guardan todas las cosas que nunca tendrán la valentía para decirse.
Pausa. Oyen un ruido y extrañados se miran.
-¿Acaso no ordené silencio?, ¿es mucho pedir?-.
El sonido comienza a crecer y a crecer, son sus voces, aquellas que fueron perdiendo. Aterrados, por el sonido de sus discusiones y de sus disputas, se han de quedar absortos. Observándose y diciendose ahora con la luz de sus ojos y las lágrimas incipientes: -¿Qué nos pasó?
Al no hablar, siguen en pie, disimulando, actuando como si nada hubiesen escuchado. Como si nada se hubiera presenciado, como si nunca hubiera pasado nada, viviendo ese presente allí esperando el momento de que todo se caiga.
-¿Acaso no ordené silencio?, ¿es mucho pedir?-.
El sonido comienza a crecer y a crecer, son sus voces, aquellas que fueron perdiendo. Aterrados, por el sonido de sus discusiones y de sus disputas, se han de quedar absortos. Observándose y diciendose ahora con la luz de sus ojos y las lágrimas incipientes: -¿Qué nos pasó?
Al no hablar, siguen en pie, disimulando, actuando como si nada hubiesen escuchado. Como si nada se hubiera presenciado, como si nunca hubiera pasado nada, viviendo ese presente allí esperando el momento de que todo se caiga.
La luz filtrada muestra el escozor quebradizo en los ojos de ella, una sonrisa fingída, mientras sus brazos desatados se aferran fuertemente en un cruce, resguardandose de la gélida indiferencia que el profesa. Sus brazos cruzados simulando fortaleza, la cara en alto tratando de retarla, sabe interpretar muy bien su papel pero muy dentro le duele tanto como a ella. Ambos sufren, pero debe continuar mostrando fuerza, "los hombres no lloran y las mujeres no discuten".
No hay más tiempo, el silencio los acaba y por fin el lazo se rompe, el frío se acerca y la relación se destruye, las paredes se caen. Llega el momento, no hay más paredes, al parecer el silencio acalla el estruendo. Ninguno de los dos lo ve. Sigue, silencio, alguno se tiene que acordar del pasado, alguno tiene que invocar sus recuerdos, es necesario para ambos recuperar aunque sea un poco de lo mucho perdido. La habitación se sigue destruyendo, ambos parados en medio, siguen mirándose sin hacer nada siquiera salir, piensan que el silencio los salvará o tal vez la nube de simulada paz.
Continúan así. Ella resiste, aunque no puede controlarse más, las lágrimas brotan y caen por sus mejillas formando pequeños caminos que comparados al dolor que siente son incipientes. El continúa con sus brazos cruzados, con su gélida mirada, su cabeza en alto y retándola, a que deje de llorar y lo afronte, este es su final, aun así una parte de él la miraba con cierta piedad. Reinaba aún el silencio, las discusiones callaron y seguían allí rechanzándose en sus burbujas. Cuando reaccionaron era tarde, el daño se encontraba hecho y no había vuelta atrás, para ella. De pronto se encontraban frente a dos caminos, por la derecha e izquierda, ella sigue por derecha y el por izquierda, nunca más queriendose encontrar, quizá en un atajo o un "Shortcut" para ver como iba la vida del otro, para dañar el nervio y destruir cualquier ilusión. Destruyendo cualquier posibilidad de que la habitación alguna vez debió no dejarse destruir.
Caminos separados, vidas iguales, amores similares, Silencio. Dos corazones solitarios y doloridos. Silencio, dos corazones quebrados y una habitación destruida. Una amistad pérdida, una complicidad aplastada. De nuevo dos corazones más solitarios en el mundo perdidos entre ellos, en un mundo que los hará pedazos si no reaccionan.
Silencio, el luto por algo que se perdió, un amor que se descuidó. Sonrisas imperfectas y caminos alejados. Tiempo juntos terminados en la basura. Ninguno de los dos lo recordó ambos se dejaron perder por inmadurez. Y ahora destrozados siguen en un mundo que no perdona ni da buen a paso a quien no recuerda su pasado.
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