domingo, 1 de julio de 2012

EL MONSTRUO DE LA CASA DE LA ESQUINA



Estaba cerca la hora, la madre y ambos niños sentados uno frente al otro, faltaba poco para que la bestia alcoholizada llegara a matarlos o hiciera el intento, de tanto tiempo en el mismo sufrimiento se habían acostumbrado. Los niños temerosos a enfrentarse a él y la madre buscando una y otra forma de ocultarlos en el ático los hacia esconder. Los niños exclamaron: -Mamá en el ático no más, no queremos estar allá, queremos enfrentarnos al monstruo que te ataca destruirlo con nuestras armas-. La madre replicó: -El monstruo es grande y feroz y solo yo puede apacentarlo es mejor que se escondan de el-. 

Entre tantos golpes la excusa que quedaba para mostrar su aspecto demacrado era inventar una historia que sus niños creyeran y que la siguieran viendo como la heroína que era, porque ella pensaba que la apariencia de la figura del padre era la que contaba, dejaba que cada noche esa horrible esposo la atacará, moretones, hematomas, sangre, ojos rojos de tantas lágrimas, hinchazón. La Mujer se encontraba cada día más débil y menos dispuesta, con determinación un día lo logró tomo la decisión de acabar con su temor; De enfrentar a la bestia y acabar con todo su sin sabor.


Los niños en casa de su abuela; todo preparado para la faena. Primer acto: Llega el hombre como siempre irritado quejándose de un largo y duro día de trabajo, comienza a alcoholizarse y hasta acabar por intentar desquitarse como siempre.

Segundo acto: El hombre intenta atacar, pero la mujer esta vez no lo deja siquiera llegar. Dentro del grito de guerra que siempre daba intento lanzar su mano contra ella y ella tomándolo lo retuerce y lo controla con ella, la poca consciencia que le queda la pierde tratando de sobreponerse, ella lo hace caer y una vez allí ella con un puñal en la mano comienza a escribir sobre su piel y su sentir. La sangre brota, las lágrimas caen, los gritos salen. El hombre está bajo el control de la mujer ya atado de sus manos y sus pies, la mujer lo lleva a una silla y lo ata con cadenas. Y comienza a torturarlo con cuchillas, todo es tan sombrío y el ambiente de venganza se siente solo al percibir el frio del lugar.






Los charcos de sangre por toda la casa, por todo el lugar. El delantal de cocina bañado quizás lleno de todo el dolor que el mismo había causado. Entre cadenas y mordazas, Cuchillas y tenazas, acabo por matarlo por el sufrimiento y la desesperación, de aquella noche de venganza y de acabar con aquel flagelador. Con su agresor, antes de matarlo por completo paro y la mujer embriagada por la locura de la venganza lo beso y con asco escupió de su boca, la sangre y el sudor de aquella bestia, le escupió en la cara y sintió un alivio propicio de su antigua condena. Y en su cuerpo con las heridas marcaban el sitio donde se encontraba una carta. Por último clavo el último puñal cerca al pecho en dirección al corazón esta vez lo dejo sin aliento tal como el la dejaba después de tantas lágrimas derramadas, fue allí cuando ella entendió que por cada golpe le daba una rosa le regalaba y ya el cuerpo sin vida siguió maltratando hasta que consiguió calmar el alivio de su conciencia. Y en una bolsa negra después de descuartizar aquel cadáver quemo las partes se deshizo de la evidencia y de su rabia. 

Los niños al llegar al día siguiente no encontraron rastros de la escena, era solo ella la que sabía que había sucedido y en la fosa donde lo tiro agrego una carta escrita con tinta corrida de una de las tantas veces que era maltratada. La carta hablaba del amor que sentía pero que ya no encontraba salida, de las atrocidades y de la manera en que ella lo sentía y el despreció que llego a notar. Los niños preguntaban una y otra vez por su padre y ella solo contestaba aquel monstruo un día se convirtió y se lo llevo.

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