"Era más sencillo tenerte en hasta que antes que el sol saliera que cuando estaba en su máximo esplandor"
Como una vereda industrial
todo era muy normal, el sonido de los autos y de el humo de los buses eran el
pan de cada día en aquella ciudad, monstruos azules la recorrían y eran solo
los las pocas luces las que distinguían en medio de ella, criaturas inocentes
que hacían parte del panorama que eran atacadas y acostumbradas a ser uno más
del panorama, todo se veía igual pero yo no lo veía con ella, una figura no tan
corrompida, no tan igual, una mujer, de tez canela, cabello castaño de ojos
marrón, sonrisa cariñosa, sus ojos marrón aunque mostraban cierto símbolo de
calor, eran aburridos, por la costumbre a ser parte de la ciudad, por ser parte
del clan, su aspecto no distaba de los que la acompañaban jeans desgastados,
una camiseta normal, zapatos de bota, en su cabello cadejos con trenzas
acompañados por crespos castaños; era una mujer de ver pero NUNCA hablar. Era
una preciosa adaptada al ambiente, como un pequeño pajarito que perdió su
esencia. En el lugar ella allí miraba no era la primera vez que la encontraba,
pero si la única que me deleitaba al detallarla.
Era tan normal y anormal era tan prudentemente no casual, conservando sus toques de indecencia y de locura, de irreverencia, cada gesto que le veía era genial, como se movía, como hablaba, como se expresaba, era bastante gesticulosa, se notaba que era una revolucionaría de raza pura, una mujer atraída por los ideales de una libertad paciente. En el lugar la veía lejos, mientras conversaba con lo que llamaba sus amigos o conocidos quizás, para mi seguía siendo hermosa, probablemente una socióloga, o una politóloga, todavía no sabia solo la observaba paciente y algo imprudente.
Dentro de mi torpe observación y mi inquietante embeleso, ella lo noto y me lanzó una mirada quebradora, una ametralladora le quedo corta, su impacto fue letal; sonrojado solo baje la vista y me aleje lo más rápido que pude, de pronto sentí que alguien estaba detrás de mi, supuse que era alguien que me buscaba, o alguno de mis compañeros, cuando escuche, una voz dulce pero ruda: -Oye, tu ven, el mirón- no creía que fuese ella sino uno de sus conocidos o de sus amigas allí presentes, cuando voltee era ella, estaba jugando con la pluma terminal de su arete, le pregunte muy temeroso:-¿que necesitas?, solo me contesto:- ¿Quieres venir con nosotros?- Accedí allí nos devolvimos, en el camino devuelta sonriente me dijo: - y tu pequeño, ¿Cuanto años tienes? o mejor ¿Por qué me observabas tanto?. Riendo temerosamente y sonrojado hasta en las orejas, sentía que la temperatura subía más y más, Solo conteste para cambiar el tema: tengo 18. Cuando la voltee a mirar estaba perpleja, solo dijo aparentas menos. Continuo riendo y caminando le pregunte que hacía allí me contesto solo soy una más de esta masa industrial, desde allí la apode muñeca industrial.
Me quede toda la tarde y la noche entera, sus amigos raros, pero cómicos, pero ninguno con el brillo de ella, será por la fascinación en la que estaba que no la veía igual, ellos eran parte de la más ella no; era diferente más brillante más consagrada, más pura, pero aparentaba algo más tenía algo oculto, algo que debía descubrir, era alucinante todos los secretos que ocultaba. Allí hasta la noche nos quedamos no quería partir, de allí el ambiente de lo que ellos llamaban psicódelico, eran drogas y licor más licor en medio de un parque ella estaba allí para hacer parte del clan pero no participaba de esas prácticas, era tan parte de ellos como tan excluida de ellos no la entendía.
Pasaron los días y yo seguía viéndola igual o mejor antes, con todo lo que aprendía de ella solo veía con un deseo más sexual, la quería atar a mi y no dejar que nunca se fuera, solo era una mujer un pájaro libre tratando de ser diferente, sin acabar con su vida, lamentablemente aquellos que compartían su pensamiento eran no completamente conscientes. Ella si, esa era la diferencia, su rudeza estaba marcada por una vida mal llevada desde pequeña fue criada para ser fuerte, y aunque sus marcas lo demostraban era su sonrisa la que la delataba, era dulce y tierna fuerte y su mirada era otro signo de soledad y trabajo pero de fuerza y resistencia y más que nada de dulzura.
Había tenido una vida difícil pero me encantaba. Una noche en una fiesta, envenenados por el alcohol, terminamos en su cama no sabía como una criatura que ya consideraba hermosa se volviera más sensual, la noche fue muy corta para todo lo que quería disfrutarla, ella se sentía completa era feliz sus ojos brillaban como nunca antes y se sentía parte de mi como yo de ella. Definitivamente la muñeca industrial tenia un lado oculto un lado más sexual y más sublime que escondía de sus conocidos, estaba simplemente adaptada al ambiente.
Al día siguiente, desaparecida de mi vista solo la vi allí en un rincón cuando me acerque solo huyo, parecía que la anterior noche hubiera sido uno de mis mas locos sueños, que nunca hubiera sucedido, pero era imposible por más deseosa que estuviera mi mente no podía haber recreado tal escena, y la mujer solo huía de mi cual acosador viera, no quería siquiera mirarme a los ojos, ¿todo este tiempo todo eso fue acaso producto de mi imaginación? esa era una de las tantas ideas que se me venían a la mente. Pero la más frecuente era: ¿Quien entiende a semejante mujer?. Con los días olvide todo el asunto de aquella noche y me concentre de nuevo en mi vida, en mi carrera y más importante en sobreponerme, el golpe había sido bajo, ella era una más de tantas. La termine odiando y olvidando.
Luego de un tiempo la volví a ver acostumbrada a su entorno, la mire de nuevo y conservaba ese brillo de hermosura a flor de piel, de belleza en cada poro, definitivamente el verle era mi debilidad, pero ya la conocía lo suficiente para volver a caer; la naturaleza del hombre es débil y normalmente caí de nuevo ante ella, en la noche de nuevo fue maravilloso a ella le gustaba hacerme sufrir le gustaba hacerme decaer ante sus encantos, ante su silueta, era sensual, era hermosa, era perfecta, y en la cama solo imaginarla me pone la piel de gallina y la mente se llena de recuerdos bastante atrevidos, de una forma u otra era una necesidad para mi y yo en una forma extraña una para ella, compañeros de cama. Según ella era conmigo a la única persona que le podía mostrar su verdadero arte, el sexo para ella era la forma más sublime de entrega y de arte humano.
Por semanas continuamos así actuando como desconocidos frente al público y en las noches descubriéndonos cada vez más era lo que habíamos acordado, pero ya no podía quería o deshacerme de ella o tenerla completamente en una de las tantas noches mientras nos vestíamos le comente la idea, quedo perpleja casi como cuando le comente mi edad, no pensó que fuera tan enserio que estuviera tomando las cosas. Me contesto me duele dejarte pero prefiero mi reputación que mi placer. Con rabia termine de ponerme el jean y le dije por eso es que PUTAS Como tu siempre quedan solas. No controle mis palabras no sabía como calmar mi ira, ella solo termino de colocar su falda y salió llorando a tientas, estaba tan concentrado en hacerla sentir mal que olvide que la amaba. Tanto tiempo disfrutando de la pasión con ella habían causado ese efecto, Cuando caí en la cuenta ella ya salía de mi casa y no tuve tiempo de alcanzarla.
Por esos días no supe de ella, nada ni por textos ni por chat, facebook o twitter NADA, absolutamente nada se desapareció, decidí hablar con sus amigos, me advirtieron en un tono bastante retador que me alejará de ella y de su mundo solo terminaría por herirla otra vez. Decidí de nuevo dejarla y dejar con ella mi placer, mi pasión y más importante mis sentimientos. Continué de nuevo a mi paso, a mi andar por el camino.
Pasaron unos cuantos meses ya fuera de ese lugar de esa universidad, estaba apenas de vuelta de un viaje largo nunca espere encontrarla estaba cambiada y era la figura que quería la mujer que me mostraba, cuando me vio estaba casi al otro lado de la acera, cruzó solo para verme y solo para saludarme no creía verla así era esa mujer que se presentaba ante mi cada noche y que le destrozaba la ropa cada vez que la veía, me propuso salir en la noche me dejo su teléfono, era nuevo, parecía una anti-ella, parecía la versión contraría a la muñeca industrial que un día conocí.
En la noche, en el café donde me citó muy a las 7 en punto estaba ya, arreglado con una camisa decente, un peinado formal, era casi todo un señor, ella muy hermosa apareció por la puerta con el cabello arreglado, una falda corta como las que solían usar todas esas atractivas mujeres a las que mi falta de comunicación no permitió acercarme durante el viaje, Cabello arreglado sus crespos castaños perfectamente sueltos, no habían rastros de trenzas pues había crecido y estaba por su cintura, una blusa blanca con un fondo de tiras casi del mismo color, sandalias, Nada parecido a la industrial preciosa que había admirado el primer día, ambos nos sentamos, comenzó a preguntarme acerca del viaje y de como seguía mi vida, me pidió disculpas por no haberse despedido, deje como mil mensajes antes de irme. Acto seguido a eso tomo mi mano y me dijo muy suave y certera buscando una respuesta verdadera: -¿Cómo esta tu corazón?, en ese momento solo se me quebró un tanto la voz no supe que hacer. Salí corriendo casi huyendo de allí.
Al día siguiente le textee diciendo que no era que no quisiera contestar la pregunta solo que era muy complicado contestarle eso, allí justo ahí donde ella me lo pedía, que quería contarle todo mi viaje, y le propuse otro encuentro a las 8 en uno de los restaurantes más famosos de la ciudad, me contesto solamente con un allí estaré, cuando llego, era la más bella del lugar o bueno quizá para mi lo era, un vestido corto pegado al cuerpo sus crespos arreglados, como siempre zapatos bajos, seguía odiando los tacones, tenía aun su pensamiento que eran conspiraciones para hacer sufrir a las mujeres.
Se acerco a la mesa me pare la salude con un beso en la mejilla casi en la boca, la deseaba ahora más que nunca en ese minuto en ese lugar, comenzamos a hablar le conté todo y le conté que no había salido con nadie durante mi estancia fuera, su pregunta inmediata fue un por qué risueño y muy natural, solo le respondí: con mi acento normal o quizás adaptado de nuevo: -vos no sos buena, vos sos una maldita adicción que hasta mis besos se llevo-, pensando que huiría como la última vez solo se acerco y rió y mientras estaba confundido robo uno de mis besos. Cuando termino solo me dijo: -te devuelvo uno de tantos-. De nuevo confundido le pregunte: -¿Por qué haces esto? y ¿Por qué tu cambio?, fue tan radical-. Me explico que cuando me fui se dio cuenta de lo superficial que había sido y que realmente quería seguir compartiendo tiempo conmigo no solo por que me deseaba y sino porque yo la conocía tal cual como era. Esa noche al terminar la cena robándose otro de mis besos me tomo de la mano y me llevo en un camino por la ciudad, me contó todo y hasta el más intimo y pequeño detalle de lo que había hecho mientras no estuve. Nunca pensé que alguien como ella llegase a extrañar a alguien como yo.
De nuevo con la luz de la luna nos embriagamos terminamos en la cama disfrutandonos el uno del otro y tratando de pagar la factura por tanto tiempo perdido sin ningún símbolo de pasión entre los dos, fue como un encuentro satisfactorio entre los dos, a la mañana siguiente estaba de nuevo allí tan tierna y tacita, tan quieta y tranquila, dormida. Era lo mejor que me podía suceder, era ella, esa muñeca industrial ya no tan industrial era toda mía y con besos robados y con palabras guardadas en silencio por tanto tiempo estaba allí en mi cama a la mañana siguiente y dispuesta a disfrutar una eternidad conmigo en esa vereda industrial que un día me la dio a mostrar como una figura más.
Era tan normal y anormal era tan prudentemente no casual, conservando sus toques de indecencia y de locura, de irreverencia, cada gesto que le veía era genial, como se movía, como hablaba, como se expresaba, era bastante gesticulosa, se notaba que era una revolucionaría de raza pura, una mujer atraída por los ideales de una libertad paciente. En el lugar la veía lejos, mientras conversaba con lo que llamaba sus amigos o conocidos quizás, para mi seguía siendo hermosa, probablemente una socióloga, o una politóloga, todavía no sabia solo la observaba paciente y algo imprudente.
Dentro de mi torpe observación y mi inquietante embeleso, ella lo noto y me lanzó una mirada quebradora, una ametralladora le quedo corta, su impacto fue letal; sonrojado solo baje la vista y me aleje lo más rápido que pude, de pronto sentí que alguien estaba detrás de mi, supuse que era alguien que me buscaba, o alguno de mis compañeros, cuando escuche, una voz dulce pero ruda: -Oye, tu ven, el mirón- no creía que fuese ella sino uno de sus conocidos o de sus amigas allí presentes, cuando voltee era ella, estaba jugando con la pluma terminal de su arete, le pregunte muy temeroso:-¿que necesitas?, solo me contesto:- ¿Quieres venir con nosotros?- Accedí allí nos devolvimos, en el camino devuelta sonriente me dijo: - y tu pequeño, ¿Cuanto años tienes? o mejor ¿Por qué me observabas tanto?. Riendo temerosamente y sonrojado hasta en las orejas, sentía que la temperatura subía más y más, Solo conteste para cambiar el tema: tengo 18. Cuando la voltee a mirar estaba perpleja, solo dijo aparentas menos. Continuo riendo y caminando le pregunte que hacía allí me contesto solo soy una más de esta masa industrial, desde allí la apode muñeca industrial.
Me quede toda la tarde y la noche entera, sus amigos raros, pero cómicos, pero ninguno con el brillo de ella, será por la fascinación en la que estaba que no la veía igual, ellos eran parte de la más ella no; era diferente más brillante más consagrada, más pura, pero aparentaba algo más tenía algo oculto, algo que debía descubrir, era alucinante todos los secretos que ocultaba. Allí hasta la noche nos quedamos no quería partir, de allí el ambiente de lo que ellos llamaban psicódelico, eran drogas y licor más licor en medio de un parque ella estaba allí para hacer parte del clan pero no participaba de esas prácticas, era tan parte de ellos como tan excluida de ellos no la entendía.
Pasaron los días y yo seguía viéndola igual o mejor antes, con todo lo que aprendía de ella solo veía con un deseo más sexual, la quería atar a mi y no dejar que nunca se fuera, solo era una mujer un pájaro libre tratando de ser diferente, sin acabar con su vida, lamentablemente aquellos que compartían su pensamiento eran no completamente conscientes. Ella si, esa era la diferencia, su rudeza estaba marcada por una vida mal llevada desde pequeña fue criada para ser fuerte, y aunque sus marcas lo demostraban era su sonrisa la que la delataba, era dulce y tierna fuerte y su mirada era otro signo de soledad y trabajo pero de fuerza y resistencia y más que nada de dulzura.
Había tenido una vida difícil pero me encantaba. Una noche en una fiesta, envenenados por el alcohol, terminamos en su cama no sabía como una criatura que ya consideraba hermosa se volviera más sensual, la noche fue muy corta para todo lo que quería disfrutarla, ella se sentía completa era feliz sus ojos brillaban como nunca antes y se sentía parte de mi como yo de ella. Definitivamente la muñeca industrial tenia un lado oculto un lado más sexual y más sublime que escondía de sus conocidos, estaba simplemente adaptada al ambiente.
Al día siguiente, desaparecida de mi vista solo la vi allí en un rincón cuando me acerque solo huyo, parecía que la anterior noche hubiera sido uno de mis mas locos sueños, que nunca hubiera sucedido, pero era imposible por más deseosa que estuviera mi mente no podía haber recreado tal escena, y la mujer solo huía de mi cual acosador viera, no quería siquiera mirarme a los ojos, ¿todo este tiempo todo eso fue acaso producto de mi imaginación? esa era una de las tantas ideas que se me venían a la mente. Pero la más frecuente era: ¿Quien entiende a semejante mujer?. Con los días olvide todo el asunto de aquella noche y me concentre de nuevo en mi vida, en mi carrera y más importante en sobreponerme, el golpe había sido bajo, ella era una más de tantas. La termine odiando y olvidando.
Luego de un tiempo la volví a ver acostumbrada a su entorno, la mire de nuevo y conservaba ese brillo de hermosura a flor de piel, de belleza en cada poro, definitivamente el verle era mi debilidad, pero ya la conocía lo suficiente para volver a caer; la naturaleza del hombre es débil y normalmente caí de nuevo ante ella, en la noche de nuevo fue maravilloso a ella le gustaba hacerme sufrir le gustaba hacerme decaer ante sus encantos, ante su silueta, era sensual, era hermosa, era perfecta, y en la cama solo imaginarla me pone la piel de gallina y la mente se llena de recuerdos bastante atrevidos, de una forma u otra era una necesidad para mi y yo en una forma extraña una para ella, compañeros de cama. Según ella era conmigo a la única persona que le podía mostrar su verdadero arte, el sexo para ella era la forma más sublime de entrega y de arte humano.
Por semanas continuamos así actuando como desconocidos frente al público y en las noches descubriéndonos cada vez más era lo que habíamos acordado, pero ya no podía quería o deshacerme de ella o tenerla completamente en una de las tantas noches mientras nos vestíamos le comente la idea, quedo perpleja casi como cuando le comente mi edad, no pensó que fuera tan enserio que estuviera tomando las cosas. Me contesto me duele dejarte pero prefiero mi reputación que mi placer. Con rabia termine de ponerme el jean y le dije por eso es que PUTAS Como tu siempre quedan solas. No controle mis palabras no sabía como calmar mi ira, ella solo termino de colocar su falda y salió llorando a tientas, estaba tan concentrado en hacerla sentir mal que olvide que la amaba. Tanto tiempo disfrutando de la pasión con ella habían causado ese efecto, Cuando caí en la cuenta ella ya salía de mi casa y no tuve tiempo de alcanzarla.
Por esos días no supe de ella, nada ni por textos ni por chat, facebook o twitter NADA, absolutamente nada se desapareció, decidí hablar con sus amigos, me advirtieron en un tono bastante retador que me alejará de ella y de su mundo solo terminaría por herirla otra vez. Decidí de nuevo dejarla y dejar con ella mi placer, mi pasión y más importante mis sentimientos. Continué de nuevo a mi paso, a mi andar por el camino.
Pasaron unos cuantos meses ya fuera de ese lugar de esa universidad, estaba apenas de vuelta de un viaje largo nunca espere encontrarla estaba cambiada y era la figura que quería la mujer que me mostraba, cuando me vio estaba casi al otro lado de la acera, cruzó solo para verme y solo para saludarme no creía verla así era esa mujer que se presentaba ante mi cada noche y que le destrozaba la ropa cada vez que la veía, me propuso salir en la noche me dejo su teléfono, era nuevo, parecía una anti-ella, parecía la versión contraría a la muñeca industrial que un día conocí.
En la noche, en el café donde me citó muy a las 7 en punto estaba ya, arreglado con una camisa decente, un peinado formal, era casi todo un señor, ella muy hermosa apareció por la puerta con el cabello arreglado, una falda corta como las que solían usar todas esas atractivas mujeres a las que mi falta de comunicación no permitió acercarme durante el viaje, Cabello arreglado sus crespos castaños perfectamente sueltos, no habían rastros de trenzas pues había crecido y estaba por su cintura, una blusa blanca con un fondo de tiras casi del mismo color, sandalias, Nada parecido a la industrial preciosa que había admirado el primer día, ambos nos sentamos, comenzó a preguntarme acerca del viaje y de como seguía mi vida, me pidió disculpas por no haberse despedido, deje como mil mensajes antes de irme. Acto seguido a eso tomo mi mano y me dijo muy suave y certera buscando una respuesta verdadera: -¿Cómo esta tu corazón?, en ese momento solo se me quebró un tanto la voz no supe que hacer. Salí corriendo casi huyendo de allí.
Al día siguiente le textee diciendo que no era que no quisiera contestar la pregunta solo que era muy complicado contestarle eso, allí justo ahí donde ella me lo pedía, que quería contarle todo mi viaje, y le propuse otro encuentro a las 8 en uno de los restaurantes más famosos de la ciudad, me contesto solamente con un allí estaré, cuando llego, era la más bella del lugar o bueno quizá para mi lo era, un vestido corto pegado al cuerpo sus crespos arreglados, como siempre zapatos bajos, seguía odiando los tacones, tenía aun su pensamiento que eran conspiraciones para hacer sufrir a las mujeres.
Se acerco a la mesa me pare la salude con un beso en la mejilla casi en la boca, la deseaba ahora más que nunca en ese minuto en ese lugar, comenzamos a hablar le conté todo y le conté que no había salido con nadie durante mi estancia fuera, su pregunta inmediata fue un por qué risueño y muy natural, solo le respondí: con mi acento normal o quizás adaptado de nuevo: -vos no sos buena, vos sos una maldita adicción que hasta mis besos se llevo-, pensando que huiría como la última vez solo se acerco y rió y mientras estaba confundido robo uno de mis besos. Cuando termino solo me dijo: -te devuelvo uno de tantos-. De nuevo confundido le pregunte: -¿Por qué haces esto? y ¿Por qué tu cambio?, fue tan radical-. Me explico que cuando me fui se dio cuenta de lo superficial que había sido y que realmente quería seguir compartiendo tiempo conmigo no solo por que me deseaba y sino porque yo la conocía tal cual como era. Esa noche al terminar la cena robándose otro de mis besos me tomo de la mano y me llevo en un camino por la ciudad, me contó todo y hasta el más intimo y pequeño detalle de lo que había hecho mientras no estuve. Nunca pensé que alguien como ella llegase a extrañar a alguien como yo.
De nuevo con la luz de la luna nos embriagamos terminamos en la cama disfrutandonos el uno del otro y tratando de pagar la factura por tanto tiempo perdido sin ningún símbolo de pasión entre los dos, fue como un encuentro satisfactorio entre los dos, a la mañana siguiente estaba de nuevo allí tan tierna y tacita, tan quieta y tranquila, dormida. Era lo mejor que me podía suceder, era ella, esa muñeca industrial ya no tan industrial era toda mía y con besos robados y con palabras guardadas en silencio por tanto tiempo estaba allí en mi cama a la mañana siguiente y dispuesta a disfrutar una eternidad conmigo en esa vereda industrial que un día me la dio a mostrar como una figura más.
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